Aunque las fórmulas para conseguir nuevos suscriptores no cesan de crecer (y seguirán haciéndolo mientras el marketing continúe existiendo, es decir, mientras el ser humano viva), los métodos tradicionales siguen estando vigentes. Así, los formularios, el e-mail marketing (también llamado ‘correo directo’) o las cajas de suscripción conviven en la actualidad con otros cientos de técnicas y estrategias que persiguen un mismo fin: la captación de potenciales clientes para nuestra empresa.
La entrada en vigor del Reglamento General de Datos asustó a muchos a principios de año, dada la envergadura de los cambios propuestos por la nueva legislación europea. Pero ese temor parece no haber encontrado su correspondencia en las acciones llevadas a cabo por la mayoría de empresas que operan vía online, ya que las medidas que han tomado siguen siendo, en muchos casos, insuficientes. En este artículo vamos a hablar sobre cómo debemos solicitar a los usuarios sus datos personales para que pasen a ser suscriptores de nuestra entidad, en concreto a través de los formularios y cajas (colocadas en el sidebar, en forma de pop ups, etc.) que a tal efecto son elaboradas y presentadas en la portada de una web (o en cada una de las páginas de la misma, según los casos, el diseño y/o la agresividad de cada empresa).
Todo el negocio de Internet se basa en la interactuación de los usuarios con las empresas; es decir, en la comunicación. Para que esta fluya, es preciso que se establezca un vínculo de confianza, una relación ‘cómoda’ que permita al cliente navegar y llevar a cabo acciones comerciales sin que esté pensando en qué hará esta o aquella firma con los datos que acaba de facilitarle. Sonados casos como la cesión bajo manga de información de Facebook a marcas comerciales o a consultorías políticas hicieron saltar las alarmas, enfatizando la paranoia global y el desasosiego general en materia de privacidad. Tanto el RGPD como la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), que ya llevaban años gestándose y no son sino mejoras de directrices y pautas anteriores y adaptadas a la coyuntura actual, han sido confeccionadas con la intención de recuperar la confianza de los consumidores. O, lo que es lo mismo, de mantener el negocio en pie.
Si bien la legislación que se hizo efectiva en mayo suele ser vista como un engorro (tanto por los usuarios como, sobre todo, por las empresas), lo cierto es que, a largo plazo, esta supondrá (o al menos así debería de ser) una mejora tanto para unos como para otros: los usuarios tendrán un mayor control y un mayor poder de decisión sobre sus datos personales, y las entidades y organizaciones cuyo negocio se desarrolle de manera digital (o virtual, si se quiere) tendrán ocasión de mejorar su reputación (ganando la confianza de sus clientes), además de, si todo va bien, engrosar sus listas de suscripción con datos de mayor calidad. Asimismo, y dado que el RGPD ha focalizado gran parte de sus esfuerzos en el tratamiento de los datos, las empresas podrán gestionar de una manera más eficaz la información de los usuarios, optimizando sus esfuerzos y brindando a sus clientes un mejor servicio.
La inclusión del ‘consentimiento inequívoco’
Si hay que destacar una novedad por encima del resto de consideraciones (en lo que a la confección de formularios y cajas de suscripción se refiere), es sin duda la necesidad de obtener el ‘consentimiento inequívoco’ por parte de los usuarios. Este vendría a sustituir al ‘consentimiento por omisión’, gran piedra angular a la que se aferraban las empresas antes del pasado 28 de mayo, y que consistía en la potestad legítima de las empresas de recabar los datos de sus clientes si estos no manifestaban de manera explícita que no deseaban participar en dicho trasvase de información. Además de dicho consentimiento (que se manifiesta físicamente a través de las check boxes, esas casillas en las que hay que clicar para “Aceptar la política de privacidad”), las empresas online están obligadas a expresar con claridad, por escrito y por partida doble en qué consiste dicha política: por una parte, junto a la check box y de manera sintetizada, y por otra, a través de hipervínculos o desplegables a través de los cuales se accede a la información sobre privacidad de datos de manera desarrollada.